La epidemia causada por el COV-19, conocido también como coronavirus, ha motivado a varios obispos a emitir instrucciones para salvaguardar a los fieles de un posible contagio. En algunos sitios se ha retirado el agua bendita de las piletas, se ha suspendido el Saludo de Paz, se ha suspendido la distribución de la comunión bajo la especie del vino consagrado (al menos en Estados Unidos, donde es práctica común la comunión bajo las dos especies) y también la comunión en la mano. Hay diócesis donde el obispo no lo ha sugerido, sino ordenado. Varias personas están afirmando equivocadamente en las redes sociales que estos obispos están contraviniendo la ley divina. Antes de proseguir, quiero dejar muy claro por enésima ocasión que yo NO estoy a favor de la comunión en la mano por los riesgos que he comentado innumerables veces, de que se profane a Jesús Sacramentado tirando partículas de la hostia consagrada. Yo vivo en uno de los países que tienen autorización de la Santa Sede para hacerlo y el 90% lo hace, pero yo no lo hago, salvo ahora por obediencia a la directiva de mi arzobispo. ¿Dónde prescribió Dios que la comunión se diera en la boca? Si vemos la primera Eucaristía, que tuvo lugar en la Última Cena, la comunión tuvo lugar en el momento de la bendición y la fracción del מַצָה (matzah, pan ázimo) en el Seder del Pesach. Quien lo preside, lo bendice, lo parte y le da un fragmento a cada comensal. Fue esto lo que hizo Jesús. Y sus palabras son inequívocas: "TOMAD y comed". Incluso en los originales de los Evangelios sinópticos y la 1a Carta a los Corintios, los verbos son contundentes: Λάβετε φάγετε (lábete phágete). Λάβετε es el modo imperativo del verbo λαμβάνω (lámbano), que significa "tomar con las manos". De modo que no podemos afirmar que la orden de un obispo de comulgar en la mano contravenga la ley divina. Sé que a muchos les cuesta trabajo comulgar con la mano y eso es muy bueno, pues habla de su profunda reverencia. Pero los obispos no están puestos nada más porque sí. Tienen el ministerio de gobierno, inherente a su ordenación episcopal. Nosotros como su grey, debemos escucharlos y obedecer. No lo hacen por profanar el Santísimo Sacramento, sino por la prevención del contagio de los fieles. ¿Aun así te resulta difícil comulgar con las manos? A mí también. Pero estamos en cuaresma y es un tiempo propicio para ofrecer sacrificios al Señor. Ofrezcamos a Dios en sacrificio el esfuerzo que nos puede significar ser obedientes al comulgar con las manos. Seguramente Dios acogerá nuestra ofrenda. ¡Apasiónate por nuestra fe! _____________________ © Seminans Media & Faith Formation Todos los derechos reservados. Este artículo puede ser publicado en otros medios impresos o digitales únicamente con el permiso expreso del autor., el cual puede solicitar dirigiéndose a [email protected]
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