Adentrados ya en la segunda década del siglo XXI, nos hemos acostumbrado a la forma de celebrar el Triduo Pascual: la Misa Vespertina en la Cena del Señor el Jueves Santo, la Liturgia de las Horas, y la celebración de la Liturgia de la Pasión del Señor el Viernes Santo, la Liturgia de las Horas el Sábado Santo por la mañana y la gran celebración de la Vigilia Pascual en la Noche Santa, además de devociones locales en distintos países, como el rezo del Santo Viacrucis el Viernes Santo. Para muchos de nosotros, esta es la única forma que conocemos de celebrar el Triduo en el rito romano. Y es que así se ha celebrado desde 1956, hace ya 68 años. Fue en la Pascua de ese año que entró en vigor el nuevo Ordinario de la Semana Santa instituido por el Papa Pío XII a finales del año anterior. Fue, por cierto, este cambio, el que marcó de forma decidida la reforma litúrgica que desembocaría en la promulgación de la primera de las cuatro constituciones del Concilio Vaticano II, la Sacrosanctum Concilium sobre la Sagrada Liturgia, el 4 de diciembre de 1963. Antes de esta reforma, las celebraciones del Triduo Pascual a las que asistían nuestros padres y abuelos — llamadas entonces “oficios”— se celebraban por la mañana, incluso la Vigilia Pascual. Un cambio notorio tras esta reforma de 1956 es celebrar los ritos de forma preferible a las mismas horas que tuvieron lugar los misterios correspondientes: la Última Cena el jueves por la tarde, la muerte del Señor el viernes a las 3 y la Resurrección a la medianoche entre el sábado y el domingo. Celebrar la Vigilia Pascual de la Noche Santa tras ponerse el sol por completo la noche de sábado — siendo domingo ya, litúrgicamente — fue uno de los cambios más importantes de la reforma introducida por Pío XII. Otros cambios significativos fueron la integración a la Misa Vespertina en la Cena del Señor el rito del lavatorio de los pies. El sábado dejó de ser “de Gloria” para llamarse ahora “Sábado Santo en la Sepultura” y el “Santo Triduo” pasó a ser el “Triduo Pascual”. Ahora se recomienda que en todas las iglesias se celebre la Liturgia de las Horas junto con el pueblo a lo largo del Triduo. Un cambio reciente, prescrito por el Papa Francisco en 2016, permite que en el lavatorio se puedan también lavar los pies a mujeres. Pero, ¿cómo inició todo? ¿De qué forma comenzaron a celebrar los primeros cristianos la pasión, muerte y resurrección del Señor? El origen de la Vigilia Pascual Comencemos con la Vigilia Pascual en la Noche Santa, que es el punto culminante de toda la Semana Santa. La Pascua judía es una festividad anual, que siempre se celebra el día 14 del mes de Nisán, en el primer plenilunio del equinoccio de primavera. En aquellos tiempos, la Pascua judía estaba necesariamente localizada en Jerusalén, pero la Pascua cristiana no estaba vinculada a esa única fecha ni a ese único lugar. Para empezar, los cristianos primitivos celebraban los misterios pascuales del Señor cada semana, los domingos. Esta celebración estaba conectada con la Última Cena, memorial de la pasión y resurrección del Señor, con miras a su glorioso regreso. Una vez al año, la Iglesia comenzó a celebrar la Pascua con la Vigilia, en la que se participaba previa preparación por medio del ayuno, que en su forma y duración variaba de una región a otra. En varias Iglesias, se adoptó un ayuno de 40 días (Cuaresma), emulando el ayuno de Jesús los 40 días que pasó en el desierto tras ser bautizado por Juan. Este largo ayuno se suspendía los sábados y domingos. Había comunidades en las que el ayuno pascual comenzaba seis días antes del domingo de Pascua, dando inicio a la "Gran Semana de la Pasión". El ayuno era obligatorio a partir del Viernes Santo y durante todo el sábado, hasta la Vigilia Pascual inclusive. Siendo una Vigilia, se celebraba por la noche, iluminada por la luna llena y por lámparas y velas. “En esta noche… las tinieblas de la noche son vencidas por la luz de la devoción”, predicaba en su homilía Cromacio de Aquilea en el año 407). San Agustín la llamaba "la madre de todas las vigilias" (Sermón 219). Las homilías de esos tiempos suelen hacer referencia a las lámparas encendidas, citando aquel versículo del salmo que a la fecha resuena en la Vigilia al entonarse el Pregón Pascual: "Y la noche será luminosa como el día" (Sal 138,12). Es probable que la iluminación de las lámparas estuviera acompañada de un rito, que luego se consolidó en una verdadera liturgia del lucernario, con la bendición del fuego nuevo. Hacia finales del siglo IV, en Occidente se generalizó la costumbre de encender un gran cirio pascual, acompañado por un pregón pascual, en conexión con la pila bautismal. El mayor ejemplo es el Exsultet, atribuido a San Ambrosio, cantado por un diácono, y que Agustín relata con emoción, en La ciudad de Dios, la vez que le tocó a él cantarlo “al lado del cirio pascual”. La celebración podía ser introducida por un prefacio pascual. La Vigilia Pascual incluía lecturas del Antiguo Testamento: la creación (Gn 1), el cordero pascual (Ex 12), la salida de Egipto (Ex 14-15), el sacrificio de Isaac (Gn 22), el cántico de Moisés (Dt 33) y los huesos secos (Ez 37). Del Nuevo Testamento, que “Cristo es nuestra Pascua” (1 Corintios 5,7-8) y una de las perícopas de la Resurrección en el Evangelio. La homilía se predicaba antes de las lecturas, después de ellas o en ambos momentos. Después de la homilía, se celebraban los bautismos. Tertuliano afirmaba que la Pascua ofrece el día más solemne para el bautismo, porque en ese día se cumplió la pasión del Señor, en la cual somos bautizados. Debido a que el bautismo se administraba por inmersión en una pileta, se impartía principalmente a adultos. Se llevaba a cabo en un edificio adyacente a la iglesia, situado cerca de la entrada: el bautisterio. En la Tradición Apostólica de Hipólito encontramos la descripción más antigua de los ritos bautismales, que disponían que los candidatos se debían bañar el jueves santo, ayunar el viernes y reunirse con el obispo el sábado, orando de rodillas. Pasaban "toda la noche" del sábado en vigilia, escuchando lecturas e instrucciones sobre la vida cristiana. Al canto del gallo, los candidatos eran llevados al bautisterio donde eran sumergidos en la piscina para ser bautizados. Eran revestidos de blanco y, todavía en el bautisterio, se llevaba a cabo con ellos el rito del lavatorio de los pies, acompañado de la lectura de la perícopa correspondiente en el Evangelio según San Juan. Ya como neófitos, pasaban a la iglesia en procesión, uniéndose por primera vez a la asamblea de los demás fieles, que los acogían con alegría. La celebración continuaba con la Eucaristía. Con esa Vigilia Pascual comenzaba el tiempo de la santa alegría de los 50 días hasta Pentecostés, considerado "el gran domingo" que se había extendido por siete semanas, y prefigurado en el Antiguo Testamento por la fiesta de las semanas. En otras palabras, el tiempo pascual, que se extiende durante 50 días (siete veces siete días), culmina en Pentecostés, que no es solo el último día, sino el conjunto de los 50 días. Toda la Vigilia Pascual tenía una fuerte connotación escatológica, descrita bellamente por San Jerónimo en su comentario a Mt: "Hay una tradición judía según la cual el Mesías vendrá en medio de la noche, a semejanza del tiempo en Egipto, cuando se celebró la Pascua y vino el exterminador y el Señor pasó por encima de las casas, y los dinteles de nuestras frentes fueron consagrados con la sangre del cordero. De aquí deduzco que ha quedado la tradición apostólica de que en la vigilia de Pascua no se despide al pueblo antes de medianoche, esperando la venida de Cristo, y solo después de asegurarse de que ha pasado, todos celebran juntos". Fue en la segunda mitad del siglo IV que la celebración pascual comenzó a incluir, además de Vigilia, una Misa en el día domingo, el día de la Resurrección. La celebración de la Vigilia Pascual nos permite captar la esencia de esta fiesta: un rito de paso en el que se traspasa la frontera entre la muerte y la vida. Los autores antiguos interpretaban el sentido etimológico de la Pascua de distintas formas: ya como “el pasar de largo del ángel exterminador”, ya como “paso del pueblo”, ya como “pasión del Señor”. El hecho es que el sentido de la Pascua cristiana es el sacrificio de Cristo, el cordero pascual definitivo. La Pascua se comienza a celebrar en tres días El deseo de profundizar en los eventos de la pasión llevó a la extensión de la celebración litúrgica desdoblándose en un tríptico de tres días: el Triduo Santo del Viernes Santo (la muerte en la Cruz), el Sábado Santo (el reposo de Jesús en el sepulcro y su descenso a los infiernos) y la Vigilia en la noche hasta el domingo de Pascua. Orígenes describe el Triduo como "El primer día es para nosotros el de la pasión del Salvador, el segundo es aquel en que descendió a los infiernos y el tercero es el día de la resurrección". La liturgia pascual en Jerusalén dio lugar a la representación cronológica de la Pasión, después de que el emperador Constantino exaltara en el siglo IV los lugares de la crucifixión y sepultura de Jesús, erigiendo sobre ellos la magnífica basílica del Santo Sepulcro. Este edificio único comprendía el Martyrium (lugar de la Cruz), el Anastasis (Santo Sepulcro), un atrio y un baptisterio. Es así que en Jerusalén nace la procesión de las Palmas el domingo anterior a la Pascua: el pueblo, junto con el obispo, se reunía en el Monte de los Olivos para escuchar el Evangelio que describe la entrada de Jesús en Jerusalén. De ahí, todos en procesión descendían a la ciudad entre himnos y salmos. Las celebraciones de esa semana se centraban en el tema de la Pasión. El Jueves Santo — llamado Coena Domini -- conmemoraba la institución de la Eucaristía y se administraba el sacramento de la reconciliación y la consagración de los santos óleos. Fue en el siglo VI que, después de la Misa, comenzó a realizarse el "lavatorio de pies" a doce pobres, por parte del obispo. El Viernes Santo se llevaba a cabo un servicio de lecturas, cantos y oraciones. En Jerusalén, se veneraba y besaba una reliquia de la Santa Cruz, rito que pronto se extendió por muchas iglesias de Oriente y Occidente, para lo cual se comenzaron a difundir las reliquias de la Cruz. El Viernes Santo concluía con la "Misa de los presantificados", es decir, con la comunión de las sagradas especies que se habían consagrado el día anterior. El Sábado Santo ha sido siempre un día en el cual no se celebra la Eucaristía. Solo después del atardecer comenzaba la gran Vigilia pascual y por el día la Misa en el Domingo de Resurrección. Conclusión La Semana Santa es la más importante del año para los católicos. Los últimos días de la Cuaresma, a partir del Domingo de Ramos, nos preparan de forma definitiva para la celebración del Misterio de Redención a lo largo del Triduo Pascual. El Triduo no está formado por tres celebraciones, sino por una sola, desdoblada como un tríptico en tres etapas. De ahí que la Misa Vespertina en la Cena del Señor el Jueves Santo no concluya con una bendición, pues esta se impartirá al concluir la Vigilia Pascual en la Noche Santa. El Triduo Pascual no es la preparación para la Pascua. Es, más bien, la Pascua misma. Y es que, a fin de cuentas, no puede haber un sepulcro vacío en la Vigilia Pascual sin una Cruz en la Liturgia de la Pasión del Señor, y no puede haber una Cruz sin el Cenáculo en la Misa Vespertina en la Cena del Señor. Para que Cristo resucite en la Vigilia Pascual, debe antes morir el Viernes Santo. Para poder morir por nosotros, debe llevarnos en comunión con Él a la cruz y así, no puede morir en la cruz sin antes instituir la Eucaristía el Jueves Santo. ¡Apasiónate por nuestra fe! _____________________ © Mauricio I. Pérez. Todos los derechos reservados. Descarga Videos - Master Class Completa: El Triduo Pascual desde su Liturgia(Precio listado en USD) El Triduo Pascual estudiado con un enfoque mistagógico. La master class completa repartida en tres videos descargables. (Los videos de cada lección también están disponibles por separado en nuestra tienda en línea) Duración del Curso: 4 horas y 20 minutos Tamaño de los Videos: 1 GB Formato del Video: MP4, compatible con Windows, Mac, iPhone y Android. IMPORTANTE: Su descarga permanecerá activa durante 10 días. Sugerimos realizar la descarga a la brevedad, antes de que expire. Asegúrese de tener al menos 1 GB libre en su memoria o disco duro para poder descargar los tres videos. 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